Alianzas y capacidad empresarial en Cuba
Las alianzas entre empresas cubanas resultan hoy una opción tan compleja como posible para enfrentar tiempos difíciles y a la vez, implementar opciones para su desarrollo.
Incrementar los espacios de intercambio entre todos los actores económicos deviene factor que favorece el aumento de la capacidad empresarial de Cuba, en tanto dichos espacios devienen medios para explorar y concretar posibilidades inmediatas de colaboración, y en una perspectiva de mayor alcance, establecer alianzas estratégicas entre nacionales y también con empresas foráneas.
A finales del mes de marzo se celebró la Convención internacional Informática 2024, ampliamente reseñada por los medios de comunicación. Entre los eventos que la integraron estuvo un Foro empresarial con la presencia de 37 entidades del sector estatal y privado nacional, entidades de interfaz, y empresas procedentes de 12 países quienes mostraron sus productos y servicios a la comunidad empresarial asistente.
El solo hecho de albergar en un espacio común a los actores más relevantes del ecosistema de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, sin distinción de su forma de propiedad, y los acuerdos y contactos realizados, más allá de la formalidad que hayan podido alcanzar en ese marco, refleja el potencial de dichos espacios para la formación de alianzas entre empresas.
Y en este caso específico, como un espacio para impulsar la creación y desarrollo de empresas de base tecnológica y con ello la posibilidad de avanzar hacia una estructura empresarial diferente, con un peso mayor en actividades de más valor agregado e intensivas en conocimiento.
Las alianzas estratégicas conforman una de las opciones “clásicas” para el crecimiento y desarrollo de empresas, las cuales buscan con esta estrategia colaborativa construir sinergias positivas para alcanzar objetivos conjuntos a partir de sus respectivas capacidades (y carencias) tecnológicas, laborales, productivas, financieras o de mercado. Se erigen en fuentes para el aprendizaje, la mejora del desempeño y la obtención de recursos.
El comienzo
De hecho, en el sector industrial nacional comienzan a producirse acuerdos- al menos a corto plazo- entre empresas estatales y privadas, en algunos casos para la utilización por las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) de desechos y sobrantes provenientes de la industria estatal. Y en otros, para producciones cooperadas con capacidades productivas ociosas y personal subutilizado en las empresas estatales, más el aseguramiento por las mipymes de la importación de materias primas e insumos para fabricar producciones de interés para ambos socios.
Las ventajas potenciales – o reales, de funcionar adecuadamente- de las alianzas, no obstante, no son ni eternas ni automáticas. A la par de ejemplos exitosos, existen altas tasas de alianzas que no se sostienen, llegan a un punto de estancamiento o no alcanzan los propósitos que las animaron. Así, el fomento de alianzas como factor de incremento de la capacidad empresarial del país, y en lo particular como una opción de estrategia de empresa, debe considerar los determinantes del desempeño de ese tipo de relación, vista como un proceso evolutivo donde los integrantes siguen siendo empresas independientes.
Entre ellos se encuentran la compatibilidad operativa y la capacidad de colaboración, la capacidad de ajuste de los socios ante cambios del entorno, la complementariedad de recursos en áreas clave del desempeño, la gestión de los conflictos que surjan, culturas empresariales y objetivos compatibles y un clima de confianza entre los equipos directivos. Casi nada.
Y en el caso de Cuba, también se precisa la tan llevada y traída creación de condiciones en el entorno de negocios para que todas las empresas puedan gestionar sus actividades con autonomía en un contexto que regule y favorezca su desarrollo, incluyendo la formación de alianzas como una de las opciones para lograrlo, sea entre actores de igual o diferente forma de propiedad.
Al respecto, se impone que ese contexto materialice los cambios en los marcos jurídicos de las mipymes y las empresas estatales, las transformaciones en la empresa estatal, y la marcha de la estabilización macroeconómica. Mientras tanto, las alianzas y eventos como el mencionado al inicio deben seguir creciendo, las primeras, además, como una opción para enfrentar de forma conjunta la situación actual de la economía. (2024)
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