Era una mujer enérgica y llevó desde muy joven alrededor de su cuello los collares de la santería cubana porque además de ser una intelectual que estudiaba dicha religión desde muy joven puso su fe en esas creencias, inculcadas por su niñera, y a la que ella se sintió arrastrada.

Ahora Cuba lamenta su pérdida y recuerda a aquella mujer polifacética que dejó, entre sus libros más importantes Los Orishas en Cuba y Mitos y leyendas de la cultura afrocubana.

Es un gran honor el haber nacido, vivido, sufrido y gozado en esta tierra. Con todos sus pros y sus contras, me siento orgullosa de su historia, de mis antepasados, de su cultura, de su gente y sus tradiciones, y si la reencarnación existiera, quisiera renacer en Cuba”.

Natalia Bolívar

Natalia Bolívar Aróstegui (La Habana, 1934- 2023) nació en una familia de la alta sociedad pero sus intereses desde muy joven se desvincularon de esta y se orientaron hacia el arte, el mítico mundo de los yoruba y la lucha contra las injusticias sociales.

Alos veintitantos años ya sabía cuáles serían sus caminos y siempre reconoció que su interés por la cultura afrocubana se lo debía a su niñera Isabel quien la enseñó además a amar la naturaleza, los atardeceres, la lluvia y los colores del mar.

En los años cincuenta renuncia a la vida de ocio de la burguesía y matricula en cursos de chino, español e historia del arte cubano tanto en La Habana como en Nueva York.

Es así que comienza a trabajar en el entonces Museo de Artes Plásticas (hoy Bellas Artes) en el que conoce a un estudiante unido al grupo clandestino Directorio Revolucionario al cual se integra a pesar del comprometimiento de su padre con el dictador Fulgencio Batista.

Natalia es detenida y torturada y fue un collar del orixha Oggún la que la salvó de la muerte cuando un oficial que la interrogaba y que también creía en la santería respetó este atributo y la liberó de prisión.

Después del triunfo revolucionario de 1959 Natalia Bolívar es nombrada Directora del Museo Nacional de Bellas Artes en el que contribuyó a enriquecer colecciones con las obras que le confiaron familias aristocráticas que la conocían y se las confiaron.

Después atravesó un período de incomprensiones debido a sus creencias que fueron durante algunos años mal vistas por la joven Revolución Cubana.

Pero ella no renunció. Cada día se volvió una investigadora más prominente y al morir su prestigio de antropóloga y etnóloga atravesó las fronteras de la isla y la convirtieron en toda una autoridad en esos temas.

Natalia Bolívar fue siempre una mujer dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias en cada cosa que emprendía.

Cuba la llora hoy pero su legado queda para las presentes y futuras generaciones y su papel en la cultura y en la historia nacional son inobjetables. Es por eso que los cubanos no la despiden. Ella se queda entre nosotros a través de su obra monumental. (2023)