Salario que se duerme, se lo lleva la inflación

En Cuba, el salario medio ha trepado en los últimos años, pero el bolsillo del consumidor no se ha enterado.

Los salarios que cobran cada mes los trabajadores cubren solo una parte de las necesidades básicas.

Foto: Jorge Luis Baños/IPS

Los ingresos del trabajo mantuvieron el año pasado una tendencia al alza que se ha diluido, con mayor premura, en un contexto de contracción económica e hiperinflación que desangra a Cuba desde hace años. Datos recientes de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) confirman que, en la clásica pugna entre salarios y precios, los primeros llevan las de perder.

La ONEI reportó hace unos días que el salario medio mensual redondeó 5 839 pesos en  2024, un aumento del 25,5 por ciento en relación con el cierre de 4 654 pesos en 2023. El beneficio, sin embargo, no se sintió en el bolsillo del consumidor cubano: el año pasado la inflación llegó a 24,88 por ciento, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC).

La relación siempre antagónica entre ingresos salariales e inflación ha adquirido tintes dramáticos en la vida cotidiana desde que el gobierno implementó en 2021 el Ordenamiento monetario. Con esa reforma, el salario medio se triplicó, pero el peso cubano se devaluó fuertemente: la tasa de cambio oficial se ajustó a 24 pesos por dólar tras permanecer igualada a un dólar durante décadas.

Aunque después de la reforma monetaria, el salario medio ha sumado otros dos mil pesos –incremento del 50 por ciento entre el 2021 y el 2024-, la escalada inflacionaria ha resultado más aguda: 77,3 por ciento en 2021, 39 por ciento en 2022 y 31,34 por ciento en 2023. A pesar de la desaceleración, todavía resiste en niveles definidos como hiperinflación por la teoría económica.

Las mejorías aparentes de los ingresos, en unas actividades de la economía más que en otras, se disuelven cuando los consumidores salen a mercados donde el desabastecimiento ha impuesto como sello natural un encarecimiento constante.

De la complejidad del problema hablan Carlos Lage Codorniú y Karina Cruz Simón, en un artículo de la publicación Miradas a la Economía Cubana, edición del 2025, del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC). En opinión de ambos expertos, “luego de más de tres décadas de salarios deprimidos, la necesidad de ajustar los ingresos del trabajo es ineludible. Sin embargo, una solución basada en incrementos nominales solo alimentará la inflación y reducirá los ingresos reales, como ya ocurrió durante el Ordenamiento”.

Batir palmas por la tendencia salarial resulta tan ridículo como intentar cálculos del valor real de la remuneración expresado en dólares. Ni con algoritmos de inteligencia artificial podría descifrarse este dato en una economía con mercados, comercios, consumos y actividades económicas que operan con varias monedas mal conectadas y con tasas de cambio múltiples, más brutalmente incomunicadas entre sí.

La tasa de cambio oficial (1 USD x 24 CUP) se distancia más de diez veces de la tasa del mercado informal (1 USD x 260 CUP), mientras el comercio estatal se guía por otra tasa intermedia de 1 USD por 120 pesos cubanos.

Ante la magnitud del conflicto, el gobierno estudia riesgos de una “propuesta operacional del mercado cambiario”, que introduciría cambios en el manejo de los tipos de cambio oficiales según informó la viceministra primera de Economía y Planificación, Mildrey Granadillo, en una reciente reunión del Consejo de Ministros.

Aunque con ligera desaceleración, los precios mantienen una tendencia al alza más acentuada que el incremento de los salarios, después de la reforma monetaria de 2021.

¿Qué actividad paga mejor?

Varios sectores compensan los bajos ingresos de sus trabajadores con retribuciones no salariales –asignaciones de alimentos y otros bienes-, lo que hace más difícil una estimación real de pagos o del sector mejor remunerado.

El informe de la ONEI, sin embargo, aporta datos que indican, al menos de manera parcial, tendencias de interés en 2024 en relación con el salario medio por actividad económica. En coincidencia con la prioridad gubernamental frente a la crisis energética, el servicio de electricidad, gas y agua escaló al primer lugar (9 317 pesos), mientras la explotación de minas y cantera, que lideraba ese indicador desde hace años, bajó al tercer puesto (8 253).

El área de comercio y reparaciones de bienes personales también mejoró en relación con el resto, al quedar en segundo lugar (8 538).

Entre las contradicciones de estas cifras, quizás una de los conflictos mayores sea el bajo salario medio de la Ciencia y la Innovación Tecnológica (6 394), pese a ser identificada por el gobierno como uno de sus pilares y constituir hoy uno de sus mayores sectores exportadores.

Los centros empresariales que lideran la investigación y producción biotecnológica ofrecen a sus contratados salarios mucho mayores, pero no resuelven el conflicto totalmente. En este ámbito, no todas las entidades cuentan con igual fortuna.

Según observa Guillermo Andrés Alpízar, en Miradas a la Economía Cubana del 2025, los salarios del personal científico “no son competitivos a nivel internacional y, dentro de Cuba, tampoco lo son en comparación con otras actividades menos intensivas en conocimiento, pero más rentables, como los servicios turísticos”.

Como derivación de esta práctica, la fuga de cerebros es uno de los síntomas más lamentables en la corriente emigratoria actual de Cuba.

La atención social y mediática se la roban, inevitablemente, percances cotidianos como los apagones, los apuros del comercio minorista, los precios y la escasez de alimentos, pero la pérdida hoy del capital intelectual reserva para el mediano y largo plazos consecuencias mucho más inquietantes para la economía y la sociedad cubana. (2025)

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