Yoss: El escritor es un árbitro de rol

Conversando sobre las narrativas de ciencia ficción.

Yoss ha publicado más de cuarenta libros

Antes de cumplir los veinte años, Yoss (José Miguel Sánchez Gómez, La Habana, 1969) obtuvo el Premio David, de la UNEAC, con una obra de ciencia ficción, Timshel, y no ha parado de escribir desde entonces: ha publicado más de cuarenta libros, además de artículos, ensayos, y compilaciones de literatura de ciencia ficción y de fantasía heroica, fundamentalmente.

Conocedor y apasionado de esos géneros, nos brinda aquí sus valiosos criterios sobre esa enorme galaxia en constante crecimiento, pero cuyos planetas no son visibles para todos.

José Antonio Michelena (JAM): Yoss, tú eres una referencia en Cuba, y fuera de la isla también, de la literatura de ciencia ficción y fantasía heroica; se han publicado cerca de medio centenar de tus libros sobre esos géneros, ¿pero sientes que eres reconocido debidamente como escritor? ¿En qué medida y cómo es una desventaja (aunque también una ventaja) ser un autor de ciencia ficción?

Yoss: En primer lugar, y con toda sinceridad, no creo que jamás un escritor se sienta lo bastante reconocido: los premios Nobel quieren ser best sellers, y viceversa. En mi caso concreto, a pesar de que, sobre todo en fecha reciente, gracias a mis apariciones en el programa de la televisión cubana “Pasaje a lo Desconocido”, con Taladrid, mucha gente de mi zona ya sabe que soy escritor (antes me tomaban por cantante de rock, que también lo soy, ¡o hasta trapecista!). Supongo que lo que menos me ayuda es que, francamente, no tengo el biotipo de un literato. No parezco un intelectual serio, y Dios me libre, dicho sea de paso: la ciencia ficción se cuida mucho de no serlo. Como género, tiene una reputación de “loca de la casa” que hay que mantener, ¿no?

Por demás, se sabe que en Cuba el mainstream y la academia siguen ninguneando sistemáticamente a los géneros populares, como el policíaco, el humor, el terror, el fantástico y la ciencia ficción. No estamos en los programas de historia de la literatura cubana. Nuestros autores más insignes, con las honrosas excepciones del difunto Daniel Chavarría y de Leonardo Padura, rara vez son candidatos al Premio de la Crítica, por no hablar del Nacional de Literatura.

Sin embargo, puedo decir sin temor a exagerar, que tenemos cientos de miles de lectores muy fieles. Sobre todo entre los más jóvenes, y no porque, como creen algunos funcionarios miopes —pero con poder para clasificar— el fantástico sea necesariamente literatura juvenil. Sino porque son justo esas nuevas generaciones, que consumen manga, anime, series fantásticas, las que consideran la ciencia ficción un material indispensable para resistir la realidad. ¿Los demás? ¿Las mentes anquilosadas, que decían que nunca habría teléfonos sin cable y con imagen? Pues ellos se lo pierden. Que sigan viviendo en el tranquilo pasado y despreciándonos desde su torre de marfil, con la sempiterna excusa de que nuestro estilo es pobre y nuestra narrativa pedestre, más argumento que lenguaje. Si no tienen suficiente imaginación como para ver más allá de un realismo chato y convencional… no nos merecen.

JAM: ¿Cuánto se han modificado las narrativas (literatura, cine, historietas) de ciencia ficción y fantasía heroica en las últimas décadas con el enorme desarrollo de las ciencias y las tecnologías?

Yoos: Mucho, es obvio; el desarrollo de las CGI

 

[1] para el cine y la televisión ha permitido poner en imágenes visibles y concretas lo que antes solo estaba reservado a la fantasía de autores y lectores. Como ocurre siempre, uno podrá decir “no fue así como lo vi en mi mente, al leerlo”, y esa es la magia de la lectura, que abre las puertas de la imaginación; pero creo que es mejor que haya, al menos, una versión audiovisual desde la que arrancar. Aunque eso también nos ha puesto y nos pone el listón cada vez más alto, a los creadores del fantástico: ya no basta con decir “una nave de quince kilómetros de largo” para impresionar al público, porque en cualquier filme de Hollywood salen más grandes. Así que hay que jugar la vieja carta de triunfo de la literatura: una imagen valdrá más que mil palabras, pero mil palabras pueden trazar un personaje de un modo que ninguna imagen podría. Se apuesta cada vez más duro por la psicología de los personajes, los worldb buildings y las tramas se vuelven cada vez más complejos, y generalmente se basan en un back ground compartido del género que, al desconocedor que se adentra por primera vez en sus páginas, le parecen hasta otro idioma. ¿No será por eso que tantos críticos desprecian el fantástico? Dicen “las uvas están verdes” solo por no admitir que no entienden lo que leen, porque son hijos de una cultura humanística, que no tecnológica, y los autores y lectores de ciencia ficción y fantasía, son una rara avis con un pie en cada una. O a eso aspiramos, al menos.

El autor atesora una enorme galaxia en constante crecimiento

JAM: ¿Cómo se interconectan e influyen unas en otras, dentro de la ciencia ficción y la fantasía heroica, las narrativas de la literatura y el cine (incluyendo los filmes de súper héroes y los comics)?

Yoss: Ante todo, aclaro que para mí, personalmente, los comics y los filmes de súper héroes son ciencia ficción o fantasía con plenos derechos. Y los disfruto mucho, sin subestimarlos. Son un subgénero muy concreto, con personajes poderosos, pero torturados; ya sabes, lo que siempre decía Stan Lee, de la Marvel: “A grandes poderes, grandes responsabilidades” de dimensiones más grandes que la vida. Tal vez no sean la CF más seria, pero ¿de veras hace falta ser siempre tan solemne?

La narrativa de súper héroes fue uno de los primeros ejemplos conocidos de transmedia: comics volviéndose animados y juegos, series de live action y filmes, todo popular, por eso mismo. ¿Se imaginan algo así sucediendo con La montaña mágica, de Thomas Mann, y La guerra y la paz, de León Tolstoi? La CF y la fantasía tienen un arraigo popular del que la literatura “seria” a menudo carece. Porque suele ser elitista; y no es que la buena CF no lo sea, a veces: solo que siempre te deja implícito “puedes aprender estos códigos, por difíciles que te parezcan” no como la alta cultura, que muchas veces te desanima susurrándote “esto no es para ti, porque eres un zafio vulgar sin remedio que nunca entenderá cosas tan sofisticadas como el arte verdadero”.

Los autores del fantástico a menudo, mientras escribimos (te lo aseguro; no soy yo solo) vemos mentalmente la película o el animado de lo que creamos. Eso nos vuelve muy audiovisuales, o sea altamente adaptables a la pantalla. Para bien y para mal. Pocos autores están totalmente de acuerdo con sus versiones para el cine o la televisión, pero al mismo tiempo, y en paradoja solo aparente, ninguno preferiría que no lo hubieran adaptado. Porque, aunque la serie o la película no sean muy buenas, muchos de quienes las ven luego van a leerse el libro; así que siempre funciona, al menos, en calidad de promoción al texto escrito.

«Me considero ante todo un provocador, alguien que disfruta pensando fuera de la caja y llevando a otros a hacer lo mismo ¡Nada de convencionalismos!», afirma Yoss.

JAM: Hablemos de juegos de rol[2], ¿qué presencia e influencia tienen en tu persona y tu literatura?

Yoss: Fui el primer rolemaster de Cuba, en 1993. Dirigí una memorable campaña del Traveller, un juego clásico de ciencia ficción, aunque ya antes había tenido experiencias con el Dungeons & Dragons, una versión traducida entre varios amigos que estábamos tan “verdes” en el tema que nunca entendimos que uno del grupo debía “sacrificarse” y ser el Universo o el Demiurgo, tejer las peripecias para que los demás pudieran disfrutar más la aventura.

Pero, ¿qué es un escritor, sino un gran árbitro de rol que crea el mundo y luego esconde sus tiradas de dados? Por supuesto que la experiencia me cautivó. Como a todo creador, supongo. Tanto, que por un tiempo me volví un fanático de toda clase de juegos de rol, y aún los considero un gran estímulo para la creatividad de los escritores… con medida. Porque si solo juegas rol, lo mismo que juegos de computadora, no te quedará tiempo para crear tus propias historias. O sea, que también pueden ser un vicio y un peligro.

Algunos de los participantes en aquella primera e histórica campaña del Traveller escribieron luego diversos cuentos basados en sus vivencias. Lo mismo que otros jugadores cubanos han escrito incluso novelas, como La piedra ardiente (una aventura de elymuria) del santiaguero Roger Durañona, o Bajo presión y todas las demás narraciones del dúo Kirk y Kay, de Erick Jorge Mota. Agregaré que, en 2017, tuve el gran privilegio de confeccionar y publicar, junto con el también escritor del género y reputado árbitro de rol, Michel Encinosa Fu, El laberinto del olvido, el tablero y manual de reglas e instrucciones del primer juego de rol cubano. El primero “oficial”, aclaro, porque ya antes había muchos, que no trascendieron, de pequeños grupos de fans. Algunos, incluso, de mi propia autoría y la de Michel.

Hoy por hoy ya casi no juego rol. Ni en la computadora. Prefiero leer y escribir. Es lo que queda, lo que trasciende. Jugar es un gran placer, sin dudas, pero momentáneo y efímero.

JAM: ¿Puedes definirte a ti mismo?

Yoss: Soy ante todo, un tipo optimista, que si ve medio vaso piensa que todavía le van a servir la otra mitad en algún momento. Pero, a la vez, una persona un tanto cínica, que no da jamás por descontado lo bueno, sino que se sorprende cada vez que da con ello. Me gusta reír y hacer reír a mis amigos, que son lo más grande que tengo en el mundo: conozco cientos de chistes y disfruto contándolos. No bebo alcohol, no fumo, no tomo café ni consumo drogas. Nunca he tenido esos vicios, pero sí otros: soy cariñoso y heterosexual, y las mujeres han sido siempre para mí un fascinante enigma a resolver. Por muchos, muchos años, lo reconozco, fui muy, muy mujeriego, aunque, desde el 2010, vivo feliz con Dania, mi tercera — ¡y espero que última!— esposa y con su hijo Alain, que hoy tiene 17, y siempre es uno de los primeros lectores de todo lo que escribo, además de que me considera uno de sus mejores amigos.

Me considero ante todo un provocador, alguien que disfruta pensando fuera de la caja y llevando a otros a hacer lo mismo ¡Nada de convencionalismos! Me gusta la música, sobre todo la clásica, la ópera y el rock duro, que no metralla; he cantado por años en una banda de heavy metal, Tenaz, pero también disfruto entonando boleros. Adoro bailar de todo menos reggaetón y bachata, cuyo ritmo aún se me resiste, no sé por qué.

Soy un comedor compulsivo de dulces en general y helado en particular, y un aficionado a la espeleología y la escalada libre. Cinturón negro en judo y kárate, he practicado también ai-kido, esgrima occidental (sable), kendo y sávate. En general, me apasionan las artes marciales y el ejercicio físico; me encanta ir al gimnasio y correr por el malecón.

Pero lo que más disfruto es escribir. No decir que voy a hacerlo, ni haber escrito; el proceso mismo. Tanto que, cuando termino un cuento, una novela, hasta me entra un poco de tristeza, siempre mezclada con la alegría de la tarea vencida, ¡porque ya no volveré a esos personajes!

Como colofón y bonus track: tengo también defectos, muchos y grandes: a veces caigo en la rutina, a veces aplazo las decisiones, no soy muy bueno ganando dinero, no soy plomero, ni carpintero, ni electricista, y no me le cuelo a la albañilería: es decir, soy un pésimo partido para cualquier mujer que no priorice la cultura y la risa. Por suerte, siempre tengo algún amigo que me tira un cabo con las reparaciones caseras. Si no, Dania se habría deshecho de mí hace ya años, por más que cada vez suelta la carcajada con mis chistes, como si fuera la primera. (2022)

 

Notas:

[1] CGI (Computed Generated Imaginary) son las imágenes creadas en las computadoras.

[2] Juego interpretativo-narrativo en el que los jugadores asumen “el rol” de los personajes a lo largo de una trama en la que interpretan sus diálogos y describen sus acciones. El curso del juego está supervisado por uno de los participantes, al que no se designa como jugador sino que se le distingue con el término de director de juego; también se le llama rolemaster, guía, árbitro, o narrador.

Un comentario

  1. Abel

    Bravo por Yoss!
    Se le olvidó decir que es un gran amigo. Porque lo es.
    Es uno de los seres míticos cubanos más maravillosos que tenemos. Una de las personas más queridas y respetadas que conozco y considero un honor poder leer junto a él, o sencillamente escucharlo.
    Yoss es único en su especie, el último unicornio.
    Yoss es Yoss, y esto último creo que solo lo entendemos aquellos cercanos a él.

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