Ciudadanía cubana pide cambios internos ante medidas de Trump

En espera de nuevas decisiones de Trump, la población cubana considera necesario buscar alternativas para paliar la crisis interna.

Cuba vive una profunda crisis económica marcada por la escasez de alimentos, medicinas y otros productos básicos, así como cortes eléctricos, lo cual ha provocado en los últimos tres años un aumento del éxodo de su población hacia Estados Unidos y otros países.

Foto: Jorge Luis Baños/ IPS Cuba

La Habana, 24 ene.- En el debate ciudadano en redes sociales acerca del pronto regreso de Cuba a la lista de países promotores del terrorismo y el impacto de otras posibles medidas de Donald Trump sobresale la necesidad de cambios internos para paliar la crisis económica y social en la isla.

El mismo día de la toma de posesión de su cargo como presidente número 47 de Estados Unidos, el magnate ordenó la derogación de 78 órdenes ejecutivas de Joe Biden (2021-2025), entre ellas, la relacionada con Cuba.

De acuerdo con el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, la orden ejecutiva de Trump, el pasado día 20, representó “un acto de arrogancia y desprecio por la verdad”, con el objetivo de agudizar “la cruel guerra económica contra Cuba con fines de dominación”.

En general, la población cubana expresó sorpresa y satisfacción al conocer las resoluciones del mandatario Joe Biden (2021-2025), apenas seis días antes de dejar la Casa Blanca.

Además de excluir a Cuba de la lista de patrocinadores del terrorismo, Biden aprobó una medida para impedir las demandas judiciales al amparo del Título III de la ley Helms-Burton, por propiedades expropiadas por el gobierno cubano desde el triunfo de la revolución, en enero de 1959.

El gobierno cubano consideró esa resolución como “un paso en la dirección correcta”, aunque “tardía e incompleta” puesto que no abolía el bloqueo contra la Mayor de las Antillas.

Reacciones y expectativas

Junto con referirse al agobio por los constantes apagones y la escasez de alimentos, agua y medicinas, a lo que se suma el impacto de la dolarización parcial de la economía, personas usuarias de redes sociales señalaron que ya era costumbre de los presidentes de Estados Unidos sacar a Cuba de la “lista negra” antes de concluir sus mandatos.

El presidente Barack Obama (2009-2017) eliminó a Cuba de la lista en 2015, tras admitir que Cuba no es patrocinador de actos terroristas.  Pero Donald Trump,  reimpuso la designación en su primer mandato (2017 – 2021), poco antes de abandonar el cargo.

El comentario de J. Borrero resaltó: “aún nos queda seguir luchando por quitar el bloqueo y nos corresponde seguir corrigiendo las distorsiones que nos afectan hacia lo interno (…) producir más y bajar los precios, en especial de los alimentos”.

A juicio de José Miguel, “Cuba necesita tener un respiro a nivel económico. Debería recibir una ayuda financiera rápida y eficaz, una entrada rápida de inversiones foráneas, porque ya el país y, sobre todo las familias trabajadoras, estamos muy mal”.

En una declaración, miembros de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) expresaron en Facebook su rechazo al “nuevo acto de agresión del gobierno de Estados Unidos contra nuestro pueblo al restablecer medidas extremas de guerra económica”.

Señala el texto que el presidente Trump “vuelve a cometer el error de intentar someter a la isla a través de medidas coercitivas. Sin ningún fundamento y de forma automática revocó la orden del expresidente Biden de sacar a Cuba de la espuria lista de estados patrocinadores del terrorismo”.

Especialistas en política y economía analizaron en el programa Mesa Redonda, de la televisión estatal, los probables beneficios de las medidas que aprobó Biden respecto a Cuba, como parte de un acuerdo más amplio en el cual se incluyó la liberación de 553 personas encarceladas en Cuba por motivos políticos, con la mediación del Vaticano.

Según estimaron, la salida de la “lista negra” hubiera contribuido a desbloquear las transacciones internacionales de la isla, al facilitar su acceso a mercados, inversiones y fondos global y podría mejorar la economía.

Sin embargo, partidarios de la “línea dura” de la política estadounidense contra La Habana confiaron desde un inicio en que Trump revertiría la decisión de su antecesor demócrata. (2025)

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