2024: Año apagado en economía cubana

Con su segundo año consecutivo en caída, la economía cubana reprodujo en 2024 rasgos del momento más amargo del Período Especial de la década de los 90 del siglo pasado, pero con signos económicos y sociales propios de una nueva etapa.

Un año de apagones metódicos y tres paradas generales del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) condujo a caídas de producciones esenciales para la economía cubana.

Foto: Jorge Luis Baños_IPS

Aunque no ha publicado todavía datos del PIB en 2024, el gobierno informó que era el segundo año en decrecimiento. La suma de una crisis energética, con déficit continuado de combustibles y tres colapsos del Sistema Eléctrico Nacional, condujeron a caídas de la agricultura, producciones industriales fundamentales, el comercio externo y el turismo.

La inflación mantiene contra la pared a la administración presupuestaria, el poder adquisitivo de la moneda nacional y los salarios. El gobierno da los primeros pasos a medidas como la dolarización parcial y otras que anticipan horas contadas para el engendro monetario del MLC. Como colofón, al empezar el nuevo año las maniobras de despedida de Biden y de asunción de Trump confirmaron la persistencia de un bloqueo económico corrosivo de Estados Unidos a Cuba.

Un año desastroso para las principales producciones del país, con un turismo sin reacción sólida aún después de la pandemia de covid,  agonías en cuentas externas y una cadena de huracanes y terremotos que condujo a paradas generales del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y apagones programados o no.

El difícil contexto incluye inflación, pérdida de valor de los salarios, desabastecimiento del comercio interno, colas en gasolineras, reducciones notorias de servicios públicos como el transporte, emigración de fuerza de trabajo calificada e inestabilidad generalizada de los recursos laborales.

A la contracción en el producto interno bruto (PIB) le acompañó un agravamiento en el contexto internacional, con un bloqueo económico que Estados Unidos, la economía más fuerte del mundo, porfía en mantener sobre Cuba. Los incumplimientos de obligaciones con otros socios agudizaron la asfixia comercial y financiera externa.

La escasez de medidas para dinamizar la actividad económica o la lentitud para aplicarlas se contradice con la aceleración de transformaciones que podría esperarse en este escenario de crisis. La implementación de pasos estratégicos de la reforma económica ha demorado, a pesar de haber recibido, desde hace años, la bendición de la mayor autoridad política del país, el Congreso del Partido Comunista de Cuba.

 

Recesión económica
En noviembre de 2014 el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso, advirtió que era probable otro decrecimiento del PIB
Desde principios de noviembre, el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso, advirtió que era probable otro decrecimiento del PIB. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate

Incumplimientos de producciones importantes, de exportaciones y de importaciones, reportados al concluir el primer semestre, hacían dudoso desde entonces el crecimiento anual del PIB propuesto en el Plan Nacional de la Economía. La perspectiva de un segundo año con decrecimiento la mencionó por primera vez el ministro de Economía, Joaquín Alonso a inicios de noviembre, tras bajar el PIB un 1,9 por ciento en 2023.

En conferencia de prensa, el titular de Economía expuso como razones de otra probable caída en 2024 las cuantiosas pérdidas provocadas por huracanes, sismos y en particular eventos energéticos que en octubre dejaron sin electricidad a todo el país durante más de cinco días. Alfonso admitió, sin embargo, que los signos negativos se venían observando desde antes y achacó al bloqueo económico estadounidense el daño principal.

En diciembre, el Primer Ministro, Manuel Marrero, confirmó ante la Asamblea Nacional del Poder Popular que el año cerraría con decrecimiento económico, aunque se abstuvo de brindar datos concretos.

No quedaba espacio para otra previsión, al tornarse más dramático el escenario en el segundo semestre con dos huracanes, Oscar y Rafael, par de terremotos en la zona oriental y una crisis energética generalizada en el país, que condujo finalmente a tres paradas del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y al desabastecimiento de combustibles para el transporte público, actividades industriales fundamentales y la agricultura.

 

Crisis energética
Los colapsos del Sistema Eléctrico Nacional en 2024
Los colapsos del Sistema Eléctrico Nacional constituyeron el síntoma más dramático de la crisis energética que vive el país. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O, informó que el SEN colapsó el 18 de octubre –cinco días– por la salida imprevista de una de las principales termoeléctricas del país, la Antonio Guiteras, en momentos en que la generación se encontraba en situación muy vulnerable en todo el sistema por déficit de combustible. Las paradas generales se repitieron a inicios de noviembre, con el huracán Rafael, y el 4 de diciembre, pero les tomó menos tiempo la recuperación.

Más que accidentes, los colapsos del Sistema Eléctrico Nacional constituyeron el síntoma más dramático de la crisis energética que vive el país, con apagones programados todo el año, más largos en provincias centrales y orientales. Entre las causas se combinan la obsolescencia tecnológica de las termoeléctricas, el déficit de recursos financieros para importar piezas destinadas a reparaciones y la irregularidad en el suministro externo de petróleo.

Como alternativa a mediano plazo, se aceleró la estrategia inversionista para expandir las fuentes renovables de energía (FRE) (con un programa de construcción de 92 parques fotovoltaicos hasta el 2028, que ahorrarían 750 000 toneladas de petróleo al país.

Con la prioridad otorgada a inversiones en FRE y reparación de termoeléctricas, el SEN se propone agregar unos 1100 megawatts en 2025 a su capacidad de generación, informó Marrero en diciembre. Durante la mayor parte del 2024 el SEN arrastró un déficit que ha pasado de mil megaWatts en momentos de máxima demanda. Más de un tercio de la demanda del país quedaba sin cobertura.

Como expresión también de la insuficiencia para importar petróleo se hicieron comunes en el año las colas de autos en las gasolineras y el transporte público redujo sus servicios de forma dolorosa. La recesión económica era inevitable al debilitarse de tal manera la columna energética del país.

Tres producciones esenciales que se hundieron por este déficit fueron el acero, con producción nula en el año, el cemento (43,2 por ciento) y la madera (17,6 por ciento). “Sin energía no hay desarrollo”, reconoció Alonso.

 

Turismo apagado
El flujo de turistas hacia las playas y ciudades cubanas disminuyó en 2024
El flujo de turistas hacia las playas y ciudades cubanas disminuyó en 2024. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

A la anemia energética se agregó otro factor negativo: la debilidad evidente de la locomotora de la economía cubana, el turismo. Después de la covid, la afluencia de visitantes internacionales a Cuba no ha conseguido despegar; permanece lejos de los niveles previos a la pandemia y en 2024 retrocedió.

De acuerdo el ministro de turismo, Juan Carlos García Granda, el país debía cerrar el año recién concluido con unos 2,2 millones de visitantes, una cifra inferior a los 2,4 millones del 2023 y muy por debajo del plan de 3 millones, que el gobierno defendía todavía en mayo. La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) reportó hasta noviembre 2 005 390 visitantes internacionales, un ocho por ciento por debajo de igual etapa del año anterior.

García Granda refirió a los diputados como razones de la caída el encarecimiento de los turbocombustibles, las fluctuaciones de la fuerza laboral, la migración, la cancelación de operaciones aéreas, la desconexión del Sistema Eléctrico Nacional y las afectaciones meteorológicas.

Como evidencia del impacto del bloqueo económico estadounidense sobre la industria cubana del ocio, funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores han citado las complicaciones que se derivan para los europeos en la gestión de visas con Estados Unidos, si han osado pisar antes tierra cubana.

Lo cierto es que los viajes a la mayor de las Antillas han disminuido notoriamente desde los principales mercados europeos –España, Alemania, Francia e Italia–, según el reporte de la ONEI hasta noviembre. También se redujeron las llegadas de canadienses, estadounidenses y cubanos residentes en el exterior. Entre los 10 mayores mercados emisores, solo aumentaron las visitas de rusos y mexicanos.

A fin de destrabar el suministro de recursos para los hoteles, punto francamente debilitado, el gobierno dio luz verde en 2024 a Vima y Meliá para que cuenten con empresas que importen y hagan comercio mayorista a fin de abastecer a las instalaciones turísticas.

Similar flexibilidad comercial adoptó para reanimar los suministros de otros sectores básicos.

 

Agricultura a secas
El déficit de combustible y de otros recursos de importación limitó sensiblemente la producción de alimentos. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

Desde mediados de año, el Primer Ministro ya había reconocido públicamente como tendencia el incumplimiento de las producciones agrícolas planificadas. Argumentó entonces que “los rendimientos no alcanzan los niveles requeridos al no poder asegurarse el paquete tecnológico, productos químicos, fertilizantes y combustibles.”

A su vez, el ministro de Economía confirmó al cierre del año que las producciones agropecuarias no cumplieron planes y expectativas, de manera más notoria en las viandas, las carnes y las hortalizas. Otros informes advierten pérdidas en dos alimentos esenciales también para la dieta cubana: arroz y frijoles.

Aunque desde temprano era evidente el declive, el gobierno demoró hasta fin de año para liberalizar la importación de recursos para la agricultura. El Ministerio de Finanzas y Precios (MFP) exoneró en noviembre a los agricultores estatales y no estatales del pago de aranceles por la importación de fertilizantes, piensos, medicamentos veterinarios y plaguicidas. Con la Resolución 329, amplió la alternativa más tímida que había ofrecido a inicios de año, cuando redujo dichos aranceles solo en un 50 por ciento (Resolución 7).

El gobierno intenta resucitar al sector agropecuario y a la producción de alimentos, una de las áreas más agobiadas  por la crisis que desangra a la economía.

A la baja producción agropecuaria interna se unió una reducción en las importaciones, que solo alcanzaron el 82,4 por ciento. Aunque los alimentos permanecieron entre las prioridades, junto con los medicamentos y los combustibles, el abastecimiento alimentario sintió el golpe. Como consecuencia, en los mercados agropecuarios son más visibles los signos de la inflación que carcome al país desde hace cuatro años.

 

Inflación inquietante todavía
En 2024 la inflación continuó golpeando a los consumidores cubanos
La inflación continuó golpeando a los consumidores, con un crecimiento que se acerca al 30 por ciento, de acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Foto: Jorge Luis Baños_IPS

La inflación continuó en 2024. Aunque el alza tiende a moderarse, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que registra la ONEI mantiene por cuarto año consecutivo un incremento demasiado alto para garantizar un equilibrio macroeconómico.

De acuerdo con el IPC, en noviembre la inflación cerró con crecimiento interanual del 27 por ciento, un salto alarmante, pero menos intenso que el 31,78 registrado en noviembre de 2023.

El encarecimiento de productos y servicios es letra cotidiana a la que se enfrentan los consumidores en el comercio no estatal. En las tablillas estatales se percibe igual tendencia, aunque con menor acento. El ministro de Economía, en cambio, alabó en el Parlamento una tendencia a la desaceleración inflacionaria. Marrero, en tanto, admitió que “continúa siendo alta”.

Después de la inflación galopante del 77,3 por ciento en 2021 y 39,1 en 2022, el IPC aumentó menos en 2023, un 31,3 por ciento, y apunta a subir cerca de un 30 por ciento en 2024. Las autoridades proyectan un aumento entre el 25 y el 30 por ciento en 2025, muy por encima aún de niveles que permitan sonreír.

El encarecimiento sistemático en los mercados ha conducido al desangramiento del poder adquisitivo de la moneda nacional y al deterioro del valor de los salarios. En el mercado informal la cotización del peso cubano (CUP) ha mantenido una depreciación sostenida,  aunque de manera irregular. En el verano del 2024 alcanzó un alza de 390 pesos por un dólar, pero antes de concluir el año se estabilizó entre 320 y 330 pesos por dólar.

Los ajustes puntuales –Resolución 225 del MFP– de precios de algunos alimentos básicos o de alta demanda han quedado en las ramas de la espiral inflacionaria.

 

Déficit presupuestario
La caída productiva se ha solventado de manera artificial desde hace varios años con emisiones de dinero sin respaldo productivo. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

Economistas como José Luis Rodríguez coinciden en criticar la ausencia de una política antinflacionaria que ponga freno a una de las causas principales de la escalada de precios: el alto déficit fiscal. La caída productiva se ha solventado de manera artificial desde hace varios años con emisiones de dinero sin respaldo productivo.

Después de aumentar un 39,4 por ciento en 2023, el déficit presupuestario representó alrededor del 18 por ciento del PIB estima Rodríguez. La relación con el PIB debió de mantenerse alta, dos dígitos, en 2024, otro año de caída económica.

Economistas como José Luis Rodríguez coinciden en criticar la ausencia de una política antinflacionaria que ponga freno a una de las causas principales de la escalada de precios: el alto déficit fiscal. La caída productiva se ha solventado de manera artificial desde hace varios años con emisiones de dinero sin respaldo productivo.»

De acuerdo con el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, el déficit presupuestario cerró en 90 061 millones de pesos el año pasado, dato que consideró satisfactorio al quedar por debajo de lo planificado. Pero aun así se mantuvo cerca de los 94 959 millones del 2023.

Regueiro informó al Parlamento el propósito de reducir el déficit ligeramente, a 88 500 millones, en 2025. Pero más interesante quizás sea el comentario que hizo sobre el intento de trasladar la estructura del déficit a gastos de capital (inversiones), con los ingresos futuros que implicaría, a diferencia de los gastos sociales y para cubrir pérdidas por producciones empresariales ineficientes, dominantes hoy. Queda por ver cómo lo logran.

 

Demora de medidas económicas
En 2024 el Primer Ministro Manuel Marrero admitió que la implementación de medidas económicas en Cuba no avanzaba al ritmo deseado
Ante la Asamblea Nacional de Poder Popular, el Primer Ministro Manuel Marrero admitió que la implementación de medidas económicas no avanzaba al ritmo deseado. Foto: Tomada de Cubadebate

A las puertas del 2024 el gobierno presentó un programa de Medidas para corregir distorsiones y reimpulsar la economía, que puso la mirilla en la inflación y el elevado déficit fiscal, entre otros apuros. Un año después Marrero admitió ante los diputados que era insuficiente el avance.

Sujetos a la premisa “de no hacer nada que pueda afectar más el nivel de vida de la población, varias de estas medidas se han ido posponiendo”, dijo, en referencia a políticas de precios y eliminación de subsidios a productos y servicios básicos, entre otros ajustes.

Entre las acciones para corregir distorsiones, en enero el gobierno elevó los precios minoristas de la gasolina  y de otros combustibles, de la electricidad y del gas licuado. También las tarifas del transporte. El mercado interno de estos productos se ha mantenido desconectado de los precios internacionales desde hace décadas; como consecuencia, los precios domésticos han permanecido ficticia y exageradamente baratos. El Presupuesto del Estado ha cargado con las pérdidas de la recaudación nacional.

“Muchos de esos precios están desactualizados –lamentó Regueiro al presentar la medida en TV–, incluso, mucho de los precios de importación como el de los combustibles han respondido a una dinámica de crecimiento y esto no se ha reflejado por igual hacia nuestra economía”.

Sin embargo, estas primeras rectificaciones de precios no se vieron acompañadas de otras transformaciones pendientes en el modelo económico y comercial, lo que agudizó el rechazo lógico de los consumidores.

Algunas medidas de 2024 dieron continuidad a programas anteriores, como el Plan de Estabilización Macroeconómica, cuya plena implementación también se ha visto retardada. En referencia al mismo, Marrero admitió en diciembre ante el Parlamento que “se dificulta avanzar”.

Como variables difíciles definió “el reordenamiento y protección de los flujos financieros externos, el nuevo mecanismo de asignación de las divisas, la dolarización parcial de la economía, la intervención del mercado cambiario, la eliminación de los subsidios a productos, la política de precios, el empleo del swap de deudas y de activos para la obtención de financiamientos y negociaciones de deudas, y la libre contratación de personal en la inversión extranjera”.

La aprobación de planes que luego se ven demorados se ha convertido en una tendencia, ya sea por los riesgos políticos y complejidades técnicas que entrañan o por quedar en manos de una burocracia ineficiente. De poco ha servido la anuencia previa de las más altas autoridades políticas del país.

En parecido carril se ha trabado la reforma del sistema de empresas estatales. Aunque estos actores económicos, esenciales en el modelo cubano de socialismo, han incorporado algunas transformaciones parciales para la descentralización comercial y la gestión de salarios, aguardan por una ley de empresa que se pospone año tras año. En 2024, el Parlamento aplazó una vez más la discusión de esa norma.

 

Ajustes tributarios vs actores privados
Aunque el gobierno continúa a favor de compartir espacio con los actores económicos privados, en 2024 implementó medidas que limitan el comercio mayorista como actividad de las formas no estatales. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

Algunas de las medidas que se implementaron en 2024 gozaron de escasa popularidad. Los ajustes tributarios, por ejemplo. La eliminación de las exenciones de impuestos a las formas de gestión no estatales y su extensión sobre ventas a la totalidad de las operaciones de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes, en su mayoría privadas) propiciaron un incremento de recaudaciones fiscales, pero generaron disgusto en este sector.

Junto con otros ingresos no tributarios, esta reorientación de la mirilla impositiva hacia el sector privado contribuyó con el sobrecumplimiento de ingresos del fisco en un 107 por ciento, según el informe anual del ministro de Finanzas y Precios ante el Parlamento.

Pero a esta medida le siguieron otras para reordenar la legislación, mejorar los controles, crear el Instituto Nacional de Actores Económicos No Estatales, con el Decreto 108 del Consejo de Ministros y, por último, recortar alas comerciales a los actores privados, que inevitablemente sembraron dudas acerca del interés gubernamental cubano de compartir el escenario económico con formas no estatales.

En diciembre, con la Resolución 56 , el Ministerio de Comercio Interior (Mincin) retiró a las mipymes privadas y cooperativas no agropecuarias el derecho a realizar comercio mayorista de forma independiente. Ahora solo se les permite incursionar en el negocio minorista. La puerta del comercio mayorista quedó abierta únicamente para alianzas con empresas estatales.

La diversificación de actores económicos ha continuado en Cuba, sobre todo con la expansión de formas privadas –trabajadores por cuenta propia (TCP) y mipymes–. No se detiene pese a la suma de factores que tornan espinoso el proceso de asentamiento, ya sea por efecto directo o de manera indirecta, como ocurre con la bancarización.

 

Bancarización: polémica modernidad
El empleo de los canales electrónicos de pago creció en 2024, favorecido por bonificaciones y otros estímulos de los bancos, aunque a un ritmo inferior al que soñaban las autoridades. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

La modernización de servicios bancarios, monetarios y comerciales ha navegado mal, desde que el gobierno se propuso en 2023 acelerar el empleo de tarjetas y servicios digitales de la banca, incluido el código QR. La población y los actores privados de la economía tienden a rehuir de las transferencias digitales de dinero, en unos casos por no encontrar apoyo tecnológico en los bancos y en otros por la incertidumbre lógica en un entorno de recesión, inflación y depreciación de la moneda nacional.

La evasión fiscal asoma también entre los motivos no tan ocultos de trabajadores por cuenta propia y otros actores no estatales.

El empleo de los canales electrónicos de pago creció en 2024, favorecido por bonificaciones y otros estímulos de los bancos, aunque a un ritmo inferior al que soñaban las autoridades.

El Banco Central de Cuba (BCC) calificó de “discretos los avances del proceso de bancarización  de operaciones, al cierre de julio del 2024”. Los pagos a través de los canales electrónicos –Transfermóvil, En Zona y Terminales de Puntos de Venta (TPV)– crecieron un 50 por ciento desde que el BCC emitió la Resolución 111, en agosto de 2023, para acelerar el proceso.

Las provincias de La Habana, Matanzas, Villa Clara, Holguín y Santiago de Cuba lideran esta transformación.

 

Nuevas y viejas maniobras monetarias
La convivencia de tres monedas en la economía interna y de tres o más tasas de cambio adoptó nuevas formas. Foto: Archivo IPS Cuba

El programa del gobierno en 2024 hizo poco para corregir las distorsiones monetarias y cambiarias que arrastra la economía cubana desde hace tres décadas, probablemente una de las deformaciones estructurales más graves del modelo económico. En una reproducción de viejos expedientes, la dolarización parcial aparece entre las alternativas desenvainadas en este contexto.

Como antecedente, el peso cubano convertible, el CUC, hábil prótesis de resistencia ante la crisis económica de los años 90, se deformó a sí mismo y amplió malformaciones del modelo, al dilatar por 27 años una solución que era temporal. Salió de circulación en 2021 con la Tarea ordenamiento, título de la reforma monetaria que reajustó también tasas de cambio oficiales y mejoró momentáneamente el poder adquisitivo del peso cubano, entre otros beneficios.

Esta reforma monetaria, sin embargo, fracasó en breve al mostrarse incapaz de eliminar deformaciones básicas del sistema monetario y cambiario: la perniciosa convivencia de tres monedas en la economía interna y de tres o más tasas de cambio adoptó nuevas formas.

El MLC, figura bancaria digital mucho menos transparente que su antecesor, el CUC, entró a competir con el peso cubano en los escenarios mayorista y minorista de empresas y de consumidores, con la Tarea Ordenamiento. A partir del 2024, el dólar completó la trinidad monetaria legalmente admitida en parte de los servicios comerciales internos del país.

A la par, un trío de tasas de cambio –dos oficiales y una del mercado informal–, exageradamente distantes entre sí, fracturan y enmarañan la contabilidad, el comercio y las inversiones de todos los actores económicos del país, tanto estatales como no estatales.

 

Dolarización: las horas contadas del MLC
Las gasolineras fueron uno de los primeros espacios abiertos a dolarización parcial, mediante la tarjeta Clásica, de Fincimex, o las internacionales Visa y MasterCard, entre otras. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

En respuesta a los apuros financieros en moneda dura que asfixian al país y ante la evidente ineficiencia de un MLC de dudosa garantía y valor, el gobierno dio luz verde en el 2024 a un pequeño paquete de medidas para reajustar sus mecanismos financieros, entre los que Manuel Marrero anunció una dolarización parcial de los servicios en Cuba.

La aceptación de la divisa norteamericana, mediada por la tarjeta Clásica, de Fincimex, y otras internacionales como Visa y MasterCad, comenzó por un grupo de gasolineras y se extendió luego a algunos hoteles. Pero la polémica social cobró calor realmente cuando abrió sus puertas una tienda minorista en dólares en el exclusivo reparto capitalino de Miramar, a fines de 2024. Ni lentos ni perezosos, los servicios privados empezaron a negociar con igual billete.

El programa presentado por el Primer Ministro en julio predecía tácitamente que el MLC tenía las horas contadas. “Todas las transacciones a lo interno de la economía –dijo– se realizarán en CUP, exceptuando la ZED Mariel, entidades autorizadas de comercio minorista y mayorista en divisas, entidades extranjeras y otras que se aprueben”.

Además de anunciar el cobro en divisas de aranceles de importadores y servicios, informó que se aceptaría “el efectivo en divisas en determinados sectores y actividades como el turismo”.

El propósito más urgente del gobierno con estas acciones es reducir la brecha cambiaria en la economía, a fin de administrar los evidentes desequilibrios monetarios y cambiarios. Pero a la vez es el propósito más temido. Marrero admitió ante los diputados que “una nueva tasa de cambio traería una devaluación del peso y un efecto no deseado en la inflación, los precios y los bajos salarios”.

Para encontrar salida en este callejón, el gobierno ha decidido “avanzar en la dolarización parcial de la economía” e implementar medidas a fin de recoger el exceso de circulante en pesos, extender la bancarización e incrementar la recaudación tributaria y fiscal.

Aunque la muerte del MLC no ha sido formalmente decretada, el mercado cruzó los dedos y comenzó a distanciarse de un engendro bancario turbio. Desde los meses finales del 2024, el movimiento más sintomático del mercado cambiario informal es la depreciación del MLC ante el dólar y ante el peso cubano. En los primeros diez días de 2025, se cotizaba en torno a 240 pesos en el mercado informal, alrededor de cien pesos menos que la tasa del dólar.

Con circulación limitada a tiendas minoristas estatales mal abastecidas desde hace más de un año, el MLC debe desaparecer en el 2025. La intención oficial es evidente. Solo queda ver cómo desenreda ese entuerto monetario y cambiario tan complejo, en un tablero donde busca desesperadamente la moneda de su archienemigo histórico.

 

Despedida de Biden
En su primer día como Presidente, Trump anuló la decisión de Biden de excluir a Cuba de la lista de países de supuestamente patrocinadores del terrorismo. Foto: Jorge Luis Baños_IPS

Seis días antes de salir de la Casa Blanca el Presidente de Estados Unidos Joe Biden anunció la exclusión de Cuba de la Lista del Departamento de Estado de países patrocinadores del terrorismo, junto a otro par de medidas que hubieran aliviado el bloqueo económico, de haberlas aceptado el heredero de la Oficina Oval.

En un sprint final de decisiones presidenciales, el 14 de enero Biden firmó la decisión que esperaron los cubanos vanamente durante los cuatro años del mandato demócrata. También activó el freno presidencial a la acción de tribunales estadounidenses ante demandas al amparo del Título III de la Ley Helms-Burton y anuló la lista de empresas cubanas con las cuales los estadounidenses –ciudadanos e instituciones– tenían prohibidas las transacciones.

Como era previsible, Donald Trump revocó de un plumazo la concesión que Biden había reservado a los cubanos como despedida. En su primera jornada de retorno a la Casa Blanca, el nuevo Presidente reincorporó a Cuba a la temida Lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo.

Globalmente criticada por injusta desde hace años, esta es una de las medidas estadounidense de efecto más corrosivo sobre las relaciones financieras y comerciales de la nación caribeña con terceros países. Muchos bancos y compañías europeos han optado por distanciarse de Cuba a fin de evitar las multas multimillonarias de Washington.

En el Informe que presenta anualmente a la Asamblea General de Naciones Unidas, el Canciller Bruno Rodríguez informó en octubre pasado que durante el año estudiado –del 1 de marzo de 2023 al 29 de febrero de 2024– el bloqueo causó perjuicios materiales a Cuba de más de cinco mil millones de dólares (5 056,8 millones).

Dicho monto equivale a la mitad de los ingresos en moneda dura que obtuvo Cuba por exportación de servicios y bienes en 2019, antes de comenzar el declive de su comercio exterior con la pandemia, y a un 72 por ciento de las divisas que ingresó en 2023 por este concepto.

 

Legado de interrogantes para 2025

¿Resistirá la economía cubana otros cuatro años del cerco extremo que Biden no modificó? ¿Qué nuevas maniobras se reservan Trump y los políticos de agresivo discurso anticubano que le acompañan? ¿Conseguirá Cuba, pese a todo, un alivio en sus relaciones financieras y comerciales con la banca y las empresas de Europa, América Latina y Asia? ¿Volverá el turismo a poner los ojos sobre las playas y ciudades de este agobiado país?

Por lo pronto, apenas tres días después del anuncio de Biden, Cuba y el Club de París comunicaron un nuevo acuerdo de pago de la deuda externa. El arreglo ofrece a este país un respiro importante para honrar los compromisos contraídos con acreedores de ese grupo financiero, integrado por países líderes en los flujos crediticios internacionales como el Reino Unido, Suiza, Países Bajos, Francia y Japón, junto a otros como España, Canadá, Italia, Australia, Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia y Suecia.

Como ocurrió con negociaciones similares antes de la pandemia, el acuerdo con el Club de París puede acelerar convenios de esta nación con otros países, bancos y organizaciones de prestamistas. Para iniciar el año, constituye una noticia tan buena como la entrada de Cuba al grupo BRICS en calidad de estado asociado desde el primero de enero de 2025. Ambas apuntan a sus finanzas externas, uno de los nudos gordianos de la asfixia económica cubana.

Los incumplimientos de pagos de la deuda externa desde el 2020 han sido identificados por Carola Salas, José Luis Rodríguez, Antonio Romero y otros economistas como causa clave del elevado riesgo país de Cuba y razón, junto con el bloqueo de EEUU, del distanciamiento de la banca, los inversionistas y los socios comerciales de otros lares.

Sus efectos sobre las inversiones extranjeras y los intercambios comerciales se hicieron más duros en 2023 y 2024.

¿La oxigenación financiera previsible desde el exterior constituirá un factor para apresurar o para retardar en Cuba transformaciones urgentes, públicamente colegiadas, en su modelo económico de socialismo? ¿Cuánto pesará en la dirección política del país y la sociedad el temor a los efectos negativos que esos cambios puedan entrañar para determinados sectores sociales? ¿La vulnerabilidad social aumentaría más si se transforma el modelo igualitarista, básicamente agotado, o si se profundiza la crisis económica y la emigración de fuerza de trabajo calificada?

Son otras de las interrogantes inquietantes y esenciales que 2024 le ha legado a 2025.

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